viernes, 12 de febrero de 2010

sábado, 13 de octubre de 2007

Poemario con paréntesis

1

Tenia toda la poesía.

Había nacido espontánea, fresca, vital, incuestionable.

Se estructuró en mi cabeza coqueteándome,

me sedujo, convenciéndome,

pero por algún estúpido motivo no la escribí al instante,

y luego aunque lo intenté, no pude recordarla.

Así, sin quererlo, la traicione olvidándola.

Jamás me perdonó.

Se fue.

No ha vuelto.

(Yo aún la espero ansioso.)


2

Estudio de la rutina.


El tío amanecía, orinaba,

se lavaba, se limpiaba, se secaba,

se vestía, se aprontaba, saludaba,

viajaba, trabajaba, sudaba,

se secaba, volvía, cenaba, se aseaba,

se acostaba, se dormía, amanecía,

orinaba, lavaba,

limpiaba, secaba,

vestía, aprontaba, saludaba,

viajaba, trabajaba, sudaba,

secaba, volvía, cenaba, aseaba,

acostaba, dormía, anecia,

inaba, avaba, impiaba,

udaba, ecaba, estia, ontaba,

udaba, caba, lvia, naba, eaba,

aba, mia, cia, aba,

aba, aba, aba,

aba, aba,

aba.

(El tío murió ayer

y no vivió nada.)


3


Misteriosamente

te fui queriendo

de a poquito,

despacito,

casi apenas

sin saberlo,

en susurros

en secreto.

(No lo cuentes.)

Entonces,

lentamente,

sin darme cuenta,

quede embrujado,

hipnotizado

por vos,

hermoso misterio

que no entiendo.

(No lo entiendas.)

Y así fue.

Despacito,

sin quererlo,

hoy te amo

para siempre,

sin remedio.

Fue un embrujo.

Es tu secreto

(No lo digas.)


4


Tus manos me despiertan.

(Saben cuando.)

Las mías te alertan toda.

(Saben donde.)

Los cuerpos como hiedras se entrelazan y tiemblan,

se conocen y enseñan, se comparten y ofrecen,

se poseen y completan, se descubren y besan.

Del amor.

(Entre sabanas blancas.)

La pasión.

(Nuestros cuerpos dormidos.)


5


Para serte sincero,

quizás allá a lo lejos

con tu ausencia,

siento que algo falta en la rutina.

Pero no es más que eso,

“algo que falta en la rutina.”

(Porque concordemos,

aquello no era más que eso,

una rutina.)


6


Golpean decididas

en las rocas firmes

incansablemente

las olas suicidas.

Hace honor al nombre

la recia rompiente

resistiendo siempre,

resistiendo siempre.

Pero poco a poco

pierde la pelea,

grano a grano cambia,

y se vuelve arena.

Cual bomba de espuma

el agua en la roca

explota tronando

y se vuelve bruma.

Cómplice me empapa,

calla mis lamentos

camuflando lágrimas

que no seca el viento.

(Nuestra vida es roca,

el vivir, rompiente,

son las olas penas,

la arena es la muerte.)


7


El portazo

quedó resonando

en todos los ambientes,

como un eco infinito.

(Aun hoy lo siento)

Resonando siempre

en todos los sentidos,

recuerdos, rencores, sentimientos,

dolores y finales:

FIN-THE END-FINE-FINI.

Y desde ese primer sonido seco,

nos comenzó a crecer distancia,

y se hizo enorme. (Insalvable, ya.)

Estamos, pero no estamos. Por eso:

FIN-THE END-FINE-FINI. (Mejor.)


8


Quizás no sepas,

pero has logrado hacerlo.

Sin importarte nada

fuiste quitando pétalos, uno por uno,

poco a poco,

quebrando cada tallo,

derribando los frutos,

hasta ocultar el sol, aquel sol nuestro.

Quizás ni culpa tengas,

tal vez no fue esa tu intención,

vaya uno a saberlo,

pero lo has hecho

y hoy quedan solo escombros

de lo nuestro.

(Y me da lástima, mucha lástima,

cuando recuerdo aquello.)


9


Cuando vi tu mano despidiéndose,

entendí todo lo que me iba a faltar

al no tenerte,

y egoísta intenté que regresaras.

(Allí recién vine a descubrir

que estabas,

pero hacía muchísimo tiempo,

te habías ido.)


10


Madre,

es una palabra

sola

y pequeñita,

que duele más que toda una oración,

si ya se ha ido,

y es dulce como la miel de mil abejas,

si esta contigo.

(Quizás el recuerdo

también pueda ser dulce,

pero – concordemos ahora –

no es lo mismo.)


11


Intenté decirte

muchas veces:

“¡Adiós!”.

No tuve el valor.

Entonces te mentí.

(Y me mentí.)

Pero... igual se vive,

¿quién es perfecto?

nadie.


12


Trazar un círculo

es volver al inicio,

encerrar algo,

fijar limites:

hasta aquí,

adentro,

afuera.

La vida es lo mismo.

Se llega al inicio

al final.

Hasta aquí,

adentro,

afuera,

lleno...vacío.

(De uno depende.)


13


El perro callejero,

cachorrito,

con algo de sarna en sus orejas,

de color indefinido,

camina apurado

como en un trote mínimo

entre la gente

que va inmersa en sus asuntos

insensible.

(Engañosamente

él también parecía

tener destino.)


14


No importa la riqueza,

ni el estatus,

los títulos,

la fama,

el poder,

el color,

las religiones.

(Lo hermoso

es estar todos juntos.

Desagradable

es que alguno este lejos.

Tristísimo

es que alguno nos falte.)


15

Reflexionando


Si el hombre

no fuera tan cobarde,

seria menos humanamente falso,

y mucho mas animal natural,

fresco, espontáneo.

Así se superaría.

(Opino.)


16

Duda


¿Puede realmente

un ciego ver

cumplidos sus deseos.?

(Pregunto.)


17


Vuela el gorrión,

vuela la piedra.

Se encuentran en lo alto

y la magia de la muerte

convierte al pájaro en despojo

desplomándolo.

El niño, la honda en alto,

ríe victorioso,

los adultos aprueban.

(La magia de los hombres

comienza a convertirlo

en un ser insensible.)


18


En la foto

los soldados yanquis

muestran orgullosos

las cabezas decapitadas

de varios muchachos – casi niños –

Vietcong,

raros trofeos de caza.

(La muerte disfruta de la escena,

sus títeres cumplen el trabajo.)


19


Greenpeace me ha regalado

una hermosa documental

del continente helado,

donde un bebé foca hermoso

de piel blanca purísima

y ojos mucho mas tiernos aún

que los de Bambi,

nada puede hacer

mientras un humano salvaje,

le clava repetidamente una barreta en la cabeza

hasta matarlo,

manchando de rojo su cuero perfecto,

destruyendo su belleza

por algunos dinarios modernos.

(Me doy cuenta

que yo también soy animal

y sigo arcaico,

porque me provoca

tomar esa barreta

y hacer lo mismo en la cabeza de ese animal asesino,

que volverá impune mañana

a seguir su trabajo maldito.

Así es de grande el odio que me ha dado.)


20


Esa sonrisa en tu cara

la considero una victoria personal.

(Tu sabes bien por que.)

Por eso... ¡salud!,

levanto mi copa por nosotros.


21


No soy romántico - lo sabes bien –

pero quiero decirte que te quiero.

(¿Quizás lo haría secreteándote,

que no verte me resulta insoportable?)

No lo sé. Sigo tomando mi café.

Siguen mis dudas.


22

Una cruz.


Una simple cruz encierra un remolino eterno.

(¿Es sublime, o es extraño?)


23


Escúchame:

¿Que hacer con la distancia?,

como comprimir kilómetros,

achicar la nostalgia,

trasformar todo este dolor

en algo diminuto,

imperceptible,

mínimo.

(Dime por favor:

¿cómo lo hago?.)


24


No es mi problema,

y tampoco me importa.

(Ya se, me lo habías dicho.)

Pero sos vos y ya ves,

no puedo evitarlo.

(Me preocupo.)

25

Crimen perfecto.


Nadie te busca,

ninguno sospecha,

no han encontrado el cuerpo

ni existen evidencias.

(No se puede probar,

pero los dos sabemos

que me quitaste el corazón al irte,

asesinándome.)


26


Te miré

y creí que me mirabas.

(Porque me mirabas.)

Pero no me veías,

porque no estabas.

(Aunque estabas.)


27


La vieja carreta de la muerte

siempre lejana, idealizada, onírica,

se acerca a mis dominios,

materializándose.

Puedo sentir el chirrido de los ejes secos

y tronar su estructura por el camino

que a mi llega,

avanzando inclemente.

Controlo con dificultad

el frío en mi espalda,

mientras busco agua tibia

para mojar mis barbas.

(Ayer uno de mis primos

murió mientras dormía

poco antes de cumplir

cincuenta años.)


28


Que los corderos

(porque nos creen corderos)

vendan cara su muerte;

que el degüello

llegue solo si la lucha se pierde.

Que nadie soporte

la marca

balando o sin balar.

(Simplemente:

basta de marcas.)

Que los borregos

resistan,

se defiendan,

que por fin

sean los amos que reculen.

(Que de una vez

se acabe la injusticia

para siempre.)


29

En el cristal



Veo tus huellas dactilares

cuando desde afuera apoyas la mano pequeña

en el vidrio de la ventana húmeda

mientas yo, dentro del café,

sentado en nuestra mesa de siempre,

las hago coincidir una a una con las mías

atrapando tu mirada

al despedirnos.

(Y sin hablar te pido,

y sin hablar aceptas.)


Corre la lluvia por tu pelo

no más que el deseo

por mis entrañas,

sabes que te amo más cada día

con cada sol, con cada luna,

con cada noche,

hora con hora,

más todavía.


30


Como en cámara lenta

de secuencia cortada,

por el pasillo triste

cuadro a cuadro te esfumas,

cuadro a cuadro te alejas.

Cada salto de imagen

te acerca al final,

con la puerta cerrada

que se abre

y te engulle.

Desapareces

del corredor-nosotros,

de la casa-promesas,

de mi vida

y mi suerte.

Como en una película

de final desgarrante

se me antoja sentarme

a esperar

lo que venga.

(Y no tengo siguiera

el maldito deseo

de seguir tu camino

para ver

quien te espera.)

Aposté nuevamente

a los dos...

y perdí sin revancha.

No preví este final,

en mi última escena.

La secuencia sin fin,

cuadro a cuadro-color,

cinemascope-dolor,

el final de alegría,

quedo trunco ese día.


31


Tal vez

alguna vez me recuerdes,

-será tu voluntad-

yo jamás

volveré a mencionarte

los presentes.

(O tal vez

alguna vez te acuerdes

y también tal vez,

entonces,

sea yo

quien ya ni te recuerde.)


32


Cae lento el telón de nuestros sueños,

el último acto

ya termina,

en este teatro de nosotros, personal, intransferible,

van quedando solas las butacas,

al fin de la obra la sala esta vacía.

En el estrado desierto la luz nos ilumina,

el resto es nada,

los palcos, el gallinero, la platea, el teatro todo,

tan vacíos,

huérfanos, desiertos...

así quedamos al final de nuestras vidas.

(Por eso todos

- digo todos - mereceríamos

alguna vez algún aplauso,

aunque sea breve,

quizás tan solo

por estar vivos,

simplemente.)


33


Gota a gota

tozudamente persistente,

termina el agua

por ahuecar la más sólida roca.

Segundo a segundo,

el tiempo que no para,

va haciendo lo mismo

con la vida.

(No hay nada más verdad

en todo el universo,

que el pasar lento y constante del tiempo

por los huesos.)


34

Complicidad.


Que chismosa es la brisa,

que susurra: ¡Está cerca!.

(Si yo lo sé sin verla,

pues ella trae su aroma.)


35


Y cuando nadie podía pensar

que esto pasara,

vino a pasar.

Pasó.

Y entonces quedo atrás, igual...

el mundo sigue.

(El mundo siempre sigue.)

Eso ya fue.

Pasó.


36


Todo quiere un comienzo:

lo chico, lo pequeño,

lo mediano, lo grande,

incluso lo más grande,

lo inmenso, gigantesco,

y hasta lo inalcanzable.

(Todo quiere un comienzo,

también las utopías

por un momento... piénselo.)


37


Que el tiempo recargue a la paciencia de esperanza,

que sea la tolerancia que predomine siempre,

que todos los sentidos se mantengan alertas,

que antes que la guerra pueda mas la razón.

Que siempre la vida pueda más que la muerte.

Amen.

(Yo elevo esta plegaria por la salud del hombre.)


38


Y se van.

Una a una

se van.

Cada cual un destino

diferente,

distinto.

Y entonces la casa

va quedando vacía,

vamos quedando solos,

vamos quedando fríos.

(Por los cuartos desiertos

camino solitario,

¡las cosas de la vida!

igualmente sonrío.)


39


Brevemente... brevemente...

así fue que miraste,

muy curiosa.

(Por eso la caricia de tus ojos

fue tan corta.)

Pero fue suficiente.

Quedó prendida en mi corazón

desde ese invierno

y ha seguido en él

hasta el presente.


40


Estar tan cerca y no.

Tenerte casi junto y no.

(Peor aun,

amarte y no.)


41


No es justo

ver como todos comen mierda

para que unos pocos se diviertan.

No es justo.

Después... que nadie se lamente.

(Ni nosotros ni ellos.)


42


Busqué tantas maneras

de recuperar aquellas cien poseías

que la falla tecnológica con su egoísmo multivóltico

me robó de un solo golpe,

sin clemencia.

Pero no he podido rescatarlas,

no he podido,

y lo que es peor,

lo que más duele

es que por más que intento no puedo recordarlas.

¡Maldición!

No puedo recordarlas.

(Y siento que esto es una gran traición

pues ellas ya estaban aquí,

ya habían nacido.)


43


Intentar comprender acaso

algo incomprensible,

en un esfuerzo vano por descubrir todos los como,

aún teniendo que obviar los por qué, los para qué, los por eso,

así tuviese que dejar de lado explicaciones dudosas,

absurdos atenuantes,

mentiras de acomodo,

incluso llegando a tirar a la basura la lógica entera,

haciéndome el sordo a mi razón que grita descarnada:

“¡Imbécil!... ¿no lo entiendes?... ¿eres ciego?”

Pero igual trato de comprenderlo,

porque no lo quiero ver, por eso.

Vieras que difícil es todo sin vos…

¿sabés?,

me es muy difícil,

ya imposible,

y nada importa.

(Me has convertido en esto,

me da lástima verme,

a este extremo he llegado…

¡me doy lástima!.

e igual sigo,

igual quiero creerte,

igual te espero.)


44


Ver,

porque yo puedo ver claritas

sus caras entre nubes,

o entre ramas mecidas por primaveral aliento,

o en la mínima nube de polvo que levanta el gorrión

en su baño de tierra,

en la gota de rocío que rompe el espejo del charco,

en el rojo atardecer de los veranos,

en el ruido de mis dientes chocando en el invierno,

incluso en medio del placer del sexo

o en la risa de cualquier niño entre la gente.

Allí veo sus caras, siento sus vidas, los recuerdo,

puedo sentir sus manos con las mías

asestando el voto que decidirá los cambios,

permitiendo concretar todos sus anhelos,

mantener sus recuerdos,

tenerlos aquí, junto, siempre.

(Porque yo puedo ver clarito

aquellos que pusieron los primeros ladrillos,

los que fueron sembrándose en la marcha de los tiempos,

los torturados, los desaparecidos, los desterrados,

todos los que alguna vez se animaron a soñar,

siempre puedo verlos.)

Míralos conmigo compañero, ¡siéntelos!,

y sigamos juntos adelante

sin detenernos jamás, mi viejo amigo

sin detenernos jamás,

para que no puedan morir

aquellas sus-nuestras utopías.


45


Lo básico de las características

de las masas,

aún en los momentos de mayor tensión social,

de terremotos políticos,

de dictaduras, oligarquías o monarquías,

en las guerras civiles,

en democracias verdaderas o tuteladas,

e incluso en los estados populares comunistas,

viene siendo básicamente

una simple combinación sabia

de agua, sal y harina.

(Y si es en manos artesanas,

mejor todavía.)


46


El picaflor,

pequeño hermoso reflejo verde,

flota junto a los colores un instante,

y se alimenta.

No se ven sus alas rapidísimas,

pero si su brillo corporal

emplumado y vital,

suspendido en el aire.

Él sí morirá

si no encuentra flores que libar.

(Hay mujeres - y hombres –

parecidos.)


47


Ocasionalmente,

lejos, muy lejos,

tiemblo todavía

cuando te pienso.

Quizás ya no por ti,

es por aquella en mi

en realidad,

por tu recuerdo.

Duelen fantasmas

de tiempos ya perdidos,

quizás hoy ya ni estés,

y yo te sueño.

Quisiera amarte

como nunca dejaron,

como quise y no pude,

¡malditos tiempos!.

(¿Saben?, algunas veces,

lejos, muy lejos,

me parece sentir su voz,

como un lamento.)


48

Pausar y seguir


Cuando las ganas escasean,

¿vió?,

el humor se ha agotado

y uno esta lleno de ganas de putear a todos,

incluso autoputearse por imbécil,

allí es cuando se debe descansar un poco

¿sabe?,

una siestita quizás,

para después más calmo,

recomenzar.

(Porque siempre se debe recomenzar,

atenti que es muy importante,

siempre se debe recomenzar.)


49

Un encuentro


Ayer, de pura casualidad,

encontré un recuerdo.

¡Que alegría!, ¡que abrazo nos dimos!

Me comentó entre risas

que cuando yo aparecí,

él estaba casi entregado al olvido,

perdida la esperanza.

“Porque había sido demasiado tiempo -me dijo-

¿me entendés?.

Y claro que lo entiendo,

si fue suerte mirar aquel candelabro de plata

en la vidriera del anticuario,

ese tan parecido al de mi abuela

que lo rescató del olvido.

El recuerdo llegó quitándose telarañas de tiempo,

me dijo que no importaba tanto el candelabro,

que era solo un disparador de ellos,

porque estaban en mi, siempre,

pero si yo no recordaba… iban muriendo,

por eso la alegría.

Fue tan lindo el momento

que hicimos aparecer otros recuerdos

llegados de lejanos confines de memoria,

estos nos recordaron otros,

estos otros

y poco tiempo después

gran parte de mi vida, de mi historia,

estaba allí otra vez.

(Lástima la nostalgia que también llegó

aunque no estaba invitada... pero igual.)

Ya no nos despedimos,

el primer recuerdo y todos los demás

estaremos juntos mucho tiempo,

basta solo mirar sobre la estufa,

entonces volverán

porque ese día,

aun sabiendo que no es el mismo,

sin discutir el precio

compré el candelabro

asegurando muchísimos recuerdos,

gran parte de mi vida.


50


Vi cuando te alejabas.


Despacito.


(Flotabas).